Un centenar de cortometrajes cada año, tres festivales de cine y una Asamblea de Cineastas Aragoneses (ACA) muy activa son los rasgos definitorios del panorama cinematográfico aragonés.
Entre las principales quejas, la falta de una política de subvenciones que permitan crear la infraestructura necesaria para la creación audiovisual. El Gobierno de Aragón otorga 20 millones en ayudas a la producción audiovisual que se distribuyen entre más de 25 proyectos. Teniendo en cuenta que un cortometraje cuesta alrededor de tres millones de pesetas estas ayudas resultan a todas luces insuficientes.
La Asamblea de Cineastas Aragoneses es la portavoz de los intereses del sector audiovisual aragonés, aglutinado en su mayor parte en torno a esta asociación. Asimismo, los tres grandes festivales aragoneses, Huesca, Zaragoza y Fuentes de Ebro, también han dinamizado el panorama y han unido a un gran número de creadores.