Pedro Aguaviva, Cineasta Independiente
Pedro Aguaviva nació en Zaragoza en 1942. Su afición al cine es temprana. Cuando apenas tenía seis años de edad, su padre apareció un día por casa con un proyector de 35 mm a manivela, acompañado de una serie de películas en celuloide de Tom Mix y el Gato Félix. Toda una premonición, pronto su vida estuvo “repleta” de cine. Fue proyeccionista en el colegio la Salle de Montemolín, donde había sido alumno, primero ayudando a un operador de cabina ya retirado que le enseñó el oficio, y luego ya en solitario. Años más tarde conocío a Alberto Sánchez y a su hermano Julio, que proyectaban en La Salle Gran Vía, y con ambos desarrolló una gran amistad que fue más allá de la cinefilia. A principio de los años 60 obtuvo «el carnet de Operador de Cinematógrafo». Pedro empezó a trabajar en el cine Dux, en la avenida de San José, y al poco, cuando se inauguró, en el cine Pax, en la plaza de La Seo. En 1967 se abrió el cine Mola, en el paseo del mismo nombre (hoy Paseo de Sagasta) y allí se contó con Pedro Aguaviva como experimentado “Operador”. En 1971 deja de proyectar cine, adentrándose en el campo de la técnica electrónica y convirtiéndose en un activo realizador de cine independiente.
Su primera realización, un poco en serio-como el mismo asevera-, fue Este férreo mundo (1976), a la que siguieron numerosos trabajos documentales y ficciones siempre marcadas por su peculiar humor negro. De su trayectoria en los años 80, el mismo destaca la ficción Las Cuevas del Flaco (1988) y el documental Zaragoza Modernista (1989). Inicia en los noventa su interés sobre la arqueología ferroviaría en Canfranc, el sueño de una realidad (1991), que tendrá continuidad en El Ferrocarril del Puerto de Pajares (2006), de 50 minutos. Puede destacarse, por su guion y acabado formal, Farsantes (2000),que además dio un salto tecnológico importante, rodándose en «DV-Cam».
Tertulias y difusión cinematográfica
Pedro Aguaviva se ha relacionado con otras actividades de formación y difusión cinematográfica. Perteneció al Cineclub Saracosta (en 1976) y al Gandaya (fundado en 1978) del que fue vicepresidente en su junta fundacional. Además de las proyecciones que se hacían todos los viernes en Independencia, 10, se programaron películas que no eran fáciles de ver en las salas comerciales, pasaron personajes como Basilio Martín Patino, Román Gubern, Ernesto Giménez Caballero, José María Gutiérrez, Agustín Sánchez Vidal, Antonio Artero o José María Escudero, y se hicieron sesiones monográficas a todos los realizadores aragoneses de la época (José Luis Pomarón, Antonio Artero, Alejo Lorén, José Antonio Maenza, Eugenio Monesma, Santiago Chóliz, José Antonio Duce… y así hasta una veintena de realizadores). En cada sesión se editaba un folleto informativo repleto de apuntes, biografías y estudios filmográficos, y algunos libros como Fanal de Popa, una antología de las obras de Julio Alejandro, guionista de Luis Buñuel, que fue presentada en 1989 en Zaragoza y también en el Festival de Cine de Huesca.
Perteneció a varias tertulias, en los ochenta a la Tertulia del Café Levante bautizada pomposamente por Manuel Labordeta como «Gran Orden Aragonesa de la Imagen y la Cultura». Allí, destacaron dos hechos: las sesiones de cine que se alternaban todos los años con la ACAP (Amicale Cineastes Amateurs Palois) de Pau en Francia y la publicación de una especie de fanzine titulado Secuencias, que promovió y coordinó. En la actualidad sigue siendo componente de la Tertulia Cinematográfica Perdiguer, activa desde 1996.
Fue miembro activo del grupo Sefilma (creado en 1989), de la Agrupación Artística Aragonesa, que no se ceñía exclusivamente a la elaboración de cortometrajes sino que además organizaba cursos de formación en lenguaje audiovisual, cuando no existía tan apenas formación reglada de este ámbito en la ciudad, o desarrollaba muestras de cine en un momento en que Zaragoza carecía de festival cinematográfico. Destacan las Muestras Aragonesas de Cine Independiente, iniciadas 1989 y que duraron hasta 1995.
Es uno de los fundadores de la Asamblea de Cineastas Aragoneses y cuando esta se transformó en Academia tuvo su más decidido apoyo. Sus proyectos e intereses en los últimos años se centran en el ensayo documental, con temáticas que van desde la presencia de los Templarios en la Corona de Aragón, el Prerrománico Asturiano, la arqueología ferroviaria (un tema siempre presente) o recientemente, la investigación de sucesos históricos como los Sitios de Zaragoza en la Guerra de Independencia.
Nadie mejor que este cineasta independiente, que conoce y protagoniza desde hace unos cuantos años el duro y complejo quehacer del cine en Aragón, para ser El Simón de Honor 2021.
Roberto Sánchez